Alergias

alergias

Una alergia es una reacción inadecuada del sistema inmunológico a una sustancia que generalmente no es perjudicial. El sistema inmunológico es un mecanismo de defensa sumamente complejo que nos ayuda a combatir las infecciones identificando a los "invasores extraños" y movilizando a los glóbulos blancos del organismo para que los ataque. En algunas personas el sistema inmunológico toma erróneamente una sustancia inocua por un invasor, y los glóbulos blancos presentan una reacción exagerada que le hace más daño al organismo que el mismo invasor. Así, la reacción alérgica se convierte en una enfermedad en sí misma. Entre las reacciones más comunes están congestión nasal, tos, respiración sibilante o asmática, picazón, urticaria y otra clase de sarpullidos, dolor de cabeza y fatiga.

 

Las sustancias que provocan reacciones alérgicas se deno-minan alergenos. Aunque prácticamente cualquier sustancia puede producirle una reacción alérgica a alguna persona en algún lugar del mundo, los alergenos más comunes son polen, polvo, algunos metales (en especial el níquel), algunos cosméticos, lanolina, pelo de animal, ponzoña de insecto, algunos medicamentos corrientes (como penicilina y aspirina), y químicos de jabones y jabones en polvo.

Mucha gente es alérgica al moho. El moho es un organismo microscópico, ni animal ni insecto, que se desarrolla donde ninguna otra forma de vida puede hacerlo. El moho vive en todos los rincones de las casas: debajo del lavaplatos, en el bario, en el sótano, en el refrigerador y en cualquier otro sitio húmedo y oscuro. También vive en el aire, en el suelo, en las hojas muertas y en otras clases de materia orgánica. Puede ser destructivo, pero también puede ser beneficioso. Ayuda a elaborar queso, a fertilizar los jardines, y acelera la descomposición de desperdicios y hojas muertas. La penicillin se extrae de mohos, pero también pueden provocar reacciones alérgicas.

El viento transporta las esporas del moho, las cuales abundan en verano y a principios de otoño. En climas cálidos los mohos se desarrollan todo el ario. Cortar el césped, recoger cosechas o caminar entre vegetación alta puede provocar una reacción. Las personas que restauran muebles viejos también corren el riesgo de presentar reacciones alérgicas.

1P023-60 copiaLos alimentos también pueden provocar reacciones alérgicas. Entre los alimentos alergénicos más comunes están el chocolate, los productos lácteos, los huevos, mariscos, pescado y fresas y varios tipos de nueces, maní y walnuts entre ellas. En los niños las alergias se dan normalmente al trigo, leche, maní, huevos, soya y trigo. Normalmente las alergias infantiles a la leche, huevos, soja y trigo desaparecen con el desarrollo del niño. Pero si la alergia es al cacahuete y a otras nueces, al pescado y al camarón, suele persistir. Normalmente los adultos no dejan de ser alérgicos una vez se sufre esa afección.

Alergia a los alimentos e intolerancia a los alimentos son dos cosas distintas. La persona con intolerancia a un alimento no lo puede digerir ni procesar correctamente debido, casi siempre, a la falta de una o más enzimas. En los Estados Unidos, sólo el 1.5 por ciento de los adultos y menos del 6 por ciento de los niños menores de tres años padece una verdadera alergia alimentaria. La alergia alimentaria se presenta cuando el sistema inmunológico del individuo produce anticuerpos contra el alimento ingerido y producen una reacción. Según el doctor Hugh A. Sampson, director del Elliot and Roslyn Jaffe Food Allergy Institute del Mount Sinai School of Medicine, en Nueva York, unos 150 estadounidenses mueren todos los años por reacciones alérgicas severas a los alimentos. Las intolerancias alimentarias pueden dar lugar a alergias si las partículas de comida mal digeridas entran al torrente sanguíneo causando una reacción que se denomina leaky gut syndrorne.

Las personas que sufren alergias lo suficientemente graves como para provocar reacciones anafilácticas deberían llevar siempre brazaletes o collarines con su información médica y portar una jeringa de adrenalina (epinephrine) para casos de emergencia. (Normalmente sólo están disponibles con receta médica.)

 

No es normal que la comida provoque una respuesta del sistema inmunológico. Cuando alguien tiene una alergia alimentaria, el sistema inmunológico responde inadecuadamente. Primero produce un anticuerpo llamado immunoglobulin E (o IgE) que circula en la sangre. Las personas con alergias alimentarias típicamente heredan una tendencia a desarrollar este anticuerpo contra un alimento concreto. Durante la digestión del alimento problemático, diminutos fragmentos de proteína estimulan a las células a producir el IgE específico contra ese alimento. En ese momento, el IgE se pone en circulación y se adhiere a la superficie de los mastocitos, células que se encuentran en todos los tejidos corporales, pero especialmente en las zonas donde las alergias encuentran su mejor vehículo de expresión (nariz, garganta, pulmones, piel y tracto gastrointestinal). La siguiente vez que ese alimento es ingerido, la proteína reacciona con el específico IeG de los mastocitos estimulando la liberación de químicos como la histamina, que son los causantes finales de la reacción alérgica.

Alergia a los alimentos e intolerancia a los alimentos son dos cosas distintas. La persona con intolerancia a un alimento no lo puede digerir ni procesar correctamente debido, casi siempre, a la falta de una o más enzimas.

 

Si los mastocitos liberan los químicos en la nariz o gar-ganta, la persona experimenta picor en la lengua o en la boca y puede notar problemas en la respiración y al tragar. Si los mastocitos actúan en el sistema gastrointestinal, observamos diarrea y dolores abdominales. Y si se activan en la piel, lo que sigue es urticaria y fuertes picores.

Los fragmentos de proteína responsables de la reacción alérgica no se descomponen por su cocinado, y tampoco por las enzimas ni por los ácidos estomacales. Esas proteínas son capaces de cruzar la pared intestinal, viajar por la sangre y provocar alergias en cualquier parte del cuerpo. La aparición de síntomas puede ocurrir en cualquier momento, desde unos pocos minutos a una o dos horas después de la ingestión.

Las alergias cerebrales son las que dan lugar a la inflamación de la pared de ese órgano. Hay familias enteras de alimentos susceptibles de causar este tipo de reacciones alérgicas. Entre los indicadores de que se está produciendo una alergia cerebral están los dolores de cabeza frecuentes y las reacciones agresivas, violentas o esquizofrénicas. Los principales "culpables" normalmente son alimentos como el maíz, el trigo, el arroz, la leche y el chocolate, junto a ciertos productos utilizados como aditivos.

Las investigaciones muestran que la cantidad de personas que sufre alergias está aumentando rápidamente, tanto en los países desarrollados como en el Tercer Mundo y, probablemente, esta tendencia va a continuar. El Dr. Sampson cita también estudios recientes que indican que criarse en una familia numerosa o ser llevado a una guardería de pequeño actúa como factor reductor del riesgo de sufriruna alergia. Esto se atribuye a que el sistema inmunológico está demasiado "ocupado" luchando contra las infecciones y otros factores ambientales como para ocuparse de los alérgenos.

1P155-60 copiaActualmente, la única forma de combatir las alergias es evitar los alimentos que generan la reacción. Sin embargo, incluso las personas más diligentes para leer las etiquetas y los ingredientes tienen grandes probabilidades de verse expuestas a proteínas que provocan alguna reacción en algún momento. Los fabricantes de productos alimenticios y las asociaciones de consumidores trabajan para aumentar la concienciación del público respecto a la gravedad que suponen las reacciones alérgicas. Asimismo, su esfuerzo se extiende a lograr que las etiquetas de los alimentos informen claramente de los alérgenos que contienen. Un programa de etiquetado alimentario y un "código de prácticas" desarrollados por la National Food Processors Association pide que se informe en un lenguaje claro de la presencia de los ocho alérgenos más importantes. Por ejemplo, hay más de doce maneras de indicar la presencia de proteína de la leche sin emplear la palabra leche. La obligatoriedad de utilizar un lenguaje claro y comprensible regularizaría el uso de la palabra "leche". Otro problema habitual se da con la expresión "producto no lácteo". Esta expresión parece indicar que el alimento no contiene ningún producto derivado de la leche. Sin embargo, las actuales pautas de etiquetado permiten el uso de esa expresión aún cuando entre los ingredientes haya derivados de la leche. Además, existen dos excepciones a la regla que exige el listado de todos los ingredientes: En primer lugar, se admite dar una denominación colectiva a sustancias como especias", "colorantes" y "saborizantes". Y en segunda instancia, hay aditivos que a veces no se mencionan debido a que aparecen en cantidades minúsculas. Por tanto cabe la posibilidad de que haya sustancias alérgenas escondidas bajo el paraguas de una de estas dos excepciones.

Las personas que sufren alergias lo suficientemente graves como para provocar reacciones anafilácticas deberían llevar siempre brazaletes o collarines con su información médica y portar una jeringa de adrenalina (epinephrine) para casos de emergencia. (Normalmente sólo están disponibles con receta médica.) Las reacciones anafilácticas puede ser fatales aunque empiecen con síntomas moderados, como un cosquilleo en la garganta o molestias gas-trointestinales. Los síntomas menos severos se pueden tratar con antihistaminicos y broncodilatadores.

8P043-60 copiaPara la mayoría de la gente, las alergias son sólo un aspecto frustrante de la vida. Pero para quienes sufren de asma o quienes tienen reacciones alérgicas graves, las alergias suponen una amenaza para sus vidas. En las personas con asma, la hipersensibilidad a los irritantes suele resultar en secreciones de mucosa y, en los casos más severos, infla-mación, edema e inflamación de los bronquios. Según el National Institute of Allergy and Infectious Diseases, más de 50 millones de estadounidenses sufren de alergias severas. Las picaduras de insecto provocan reacciones graves en aproximadamente 2 millones y cada ario se reportan más de 40.000 episodios de reacciones alérgicas a medicamentos. Las alergias afectan a la calidad de vida y a la productividad, tanto en el trabajo como en los estudios, en la vida familiar y en las actividades deportivas. También pueden causar afecciones secundarias, como sinusitis e infecciones del oído.

Para empeorar las cosas, debido a que los inviernos son cada vez más cálidos y húmedos en muchas partes del mundo, en los últimos años se observa un recrudecimiento de las alergias de temporada. La fiebre del heno (hay fever), o rinitis alérgica, es la más común de éstas. Sus síntomas son muy parecidos a los del resfriado común, pero hay algunas diferencias. Generalmente, los síntomas del resfriado desaparecen en una semana o diez días, mientras que con la rinitis pueden permanecer durante semanas o meses. Las secreciones nasales de los resfriados normalmente son acuosas al principio y luego se hacen espesas y amarillentas, mientras que en la alergia se mantienen líquidas y claras, además de sufrir picores en la boca, piel y ojos. Si bien es complicado determinar la causa del resfriado, el de la alergia se identifica fácilmente, uno de los pocos factores positivos que tiene esta afección. Nadie sabe por qué hay gente que es alérgica a ciertas sustancias. Según la Asthma and Allergy Foundation of America, algunas alergias tienen un componente genético. Si un padre tiene alergias, uno de cada tres de sus niños, estadísticamente hablando, tendrá alergias. Si ambos progenitores sufren esta enfermedad, las probabilidades para su prole se elevan a siete de cada diez. También se cree que los bebés que no son alimentados con leche materna son más propensos a ellas. Aunque las personas en edades entre los quince y los veinticinco años son más propensas a las alergias, éstas pueden atacar a cualquier edad. Es posible que el problema tenga componentes emocionales; en especial cuando el sis-tema inmunológico no funciona bien, el estrés y la ira suelen contribuir a las alergias.

Self-test de alergias a los alimentos


Si usted sospecha que es alérgico a algún alimento específico, un sencillo test puede sacarlo de la duda. Tomarse el pulso después de consumir ese alimento le permitirá saber si está presentando una reacción alérgica. Utilice un reloj con segundero, y siéntese y relájese durante unos cuantos minutos. Cuando esté totalmente relajado, tómese el pulso en la muñeca. Cuente el número de pulsaciones durante sesenta segundos. Un pulso normal presenta entre las si-guientes pulsaciones por minuto:

• Recién nacidos: 100-160.
• Niños entre uno y diez años: entre 70 y 120.
• Niños mayores de diez años: entre 60 y 100.
• Adultos: entre 60 y 100.
• Deportistas bien entrenados: entre 40 y 60.

Después de tomarse el pulso, consuma el alimento del cual sospecha. Espere entre quince y veinte minutos y vuélvase a tomar el pulso. Si ha aumentado más de diez pulsaciones por minuto, elimine ese alimento de su dieta durante un mes. Al cabo de ese mes, vuélvase a hacer la prueba.

Para que el resultado del self-test sea confiable, consuma el alimento del cual sospecha en su forma más pura. Por ejemplo, si el test es para comprobar que es alérgico al trigo, es mejor que utilice un poquito de cereal sin agregarle nada, en vez de consumir pan de trigo, que contiene otros ingredientes además de este cereal. Así usted sabrá que el trigo es el responsable de cualquier reacción que observe (o que deje de observar).

Nutrientes con capacidad antialérgica

Quercitina

La quercitina es uno de los flavonoides más activos, siendo la sustancia responsable de gran parte de la actividad de muchas plantas medicinales. En estudios experimentales, ha mostrado tener diferentes efectos corporales, incluyendo la inhibición de la producción y de la liberación de histamina, y cada vez se está haciendo más popular para disminuir los síntomas de las alergias estacionales.

Vitamina C

A medida que los niveles de vitamina C en sangre disminuyen, incrementan los niveles de histamina. La vitamina C inhibe la secreción de histamina por parte de los glóbulos blancos y su suplementación ha mostrado disminuir los niveles sanguíneos de histamina. En un estudio reciente, se observó que la aplicación intranasal de ácido ascórbico en rinitis alérgica, provocaba una disminución de las secreciones nasales, la congestión y el edema. La vitamina C es pues un antihistamínico natural, que además debido a sus propiedades antioxidantes específicas, ayuda a proteger las células de los pulmones y del tracto respiratorio en general de radicales libres causados por la respuesta alérgica. La vitamina C presenta sinergia con la quercitina, mejorando su eficacia con el uso conjunto de los dos nutrientes.

Vitamina E natural

En un estudio realizado con personas afectadas por fiebre del heno, el grupo que consumía vitamina E junto con un tratamiento antialérgico regular, redujo de forma significativa los síntomas alérgicos, respecto del grupo placebo que sólo tomaba el tratamiento antialérgico habitual.

Probióticos

Existe una estrecha relación entre las alergias respiratorias y las intestinales. La gran mayoría de las personas con alergias respiratorias suelen presentar también algún tipo de alergia o de sensibilidad alimentaria y se ha visto que la mejora de las digestiones mediante dietas hipoalergénicas puede disminuir las respuestas alérgicas respiratorias. Los probióticos pueden ayudar a mejorar los procesos digestivos, disminuyendo la absorción de alérgenos alimenticios y/o modificando la respuesta del sistema inmune frente a los alérgenos alimentarios. Estudios llevados a cabo durante la estación alérgica han demostrado que la suplementación con probióticos puede disminuir síntomas tales como estornudos, secreción nasal o congestión.

 

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